Casi todos hemos oído hablar de los agujeros negros, pero quizás los agujeros blancos sea un tema que nos pille de sorpresa. Se trata de grandes explosiones de materia y energía que pueden deducirse de las teorías de Einstein de la relatividad y en la entrada de hoy vamos a desvelar todos sus secretos.
Agujeros blancos VS agujeros negros
En cierto sentido, los agujeros blancos podrían considerarse con la fuerza opuesta a los agujeros negros y es que mientras éstos últimos se caracterizan por devorar todo lo que llega a su alcance (incluso la luz), los primeros están formados por una ciclópea erupción.
De todas formas, has de saber que todo esto de lo que estamos hablando son meras hipótesis que nunca han podido demostrarse empíricamente por la ciencia, pero conociendo la brillantez de Einsteinquizás sea adecuado tener estos conceptos muy presentes.
El origen de los agujeros blancos
Al igual que sus “primos lejanos”, los agujeros blancos se originarían a partir de una singularidad cósmica, es decir, un punto del espacio donde el campo gravitacional es infinito y cualquier ser vivo que se acerca tendría un fin abrupto.
Y si alguna vez el ser humano es capaz de crear una barrera contra la radiación y enviara una nave a esta zona su tripulación quedaría para siempre atrapada en el espacio tiempo. ¡Suena a ciencia ficción!
¿Dónde podrían estar los agujeros blancos?
Los científicos llevan años intentando adivinar la posición de estas explosiones de energía y materia en el espacio. Entre los candidatos más populares tenemos que destacar a los rayos gamma, que son unas estrellas de neutrones, púlsares que poseen una radiactividad muy fuerte o los agujeros negros que están a punto de desaparecer. Los más atrevidos incluso cuentan que el Big Bang que dio origen al universo podría haber sido en realidad un agujero blanco.